Supresión 6/96
Mala Curda
Editorial
Ciudad de
México, 2017.
“El hecho de que yo exista prueba que el mundo no tiene
sentido.”
E.M. Cioran.
Si tuviera
automóvil seguro ya me hubiera matado
o estaría cuesta
abajo camino al Hotel Paraíso.
Últimas dos
copas y nos vamos… bueno, no hay que olvidar la anforita del camino
aunque no haya salido de la
habitación sin puerta.
¿Para qué la
televisión encendida si el documental sobre los copos de nieve fue
[interrumpido?
A mi familia le parece una mentira
el calentamiento global.
Me asomo a la ventana y encuentro un
cielo espeso de nubes
cocido de tentáculos. Dicen que la
abuela vendrá a casa con los tíos,
también la acompaña su pantalla de
plasma.
¿En que momento han llegado? Mi
hermano me dice que un tiburón está
parasitando en mis nervios. Qué
pronto estaré bien
“sin
embargo, ya no podrás cambiar al que fuiste y
tampoco rescatar al que serás…”
Voy por el río que navegaron tus
ancestros
voy como una piedra sin peso
voy al enigma que no descifras
voy a morderte el nombre
el hogar desconocido que es tu cuerpo.
“Los
copos de nieve se componen de cristales de hielo formados por el congelamiento
de una gota de agua que envuelve a cualquier partícula que se encuentre
suspendida en la nube (una mota de polvo, de ceniza humana, un huevecillo,
polen). Si la temperatura en la nube es adecuada (12-13°C), la gota de agua
transmuta en cristal adquiriendo la forma de prisma hexagonal. Las ramas
arbóreas del cristal adquieren diversas formas dependiendo de condiciones
ambientales como la presión, temperatura, cantidad de agua… conforme dichas
condiciones cambian, la forma de los copos también varea.”
Me
siento vulnerable cuando estoy perdido.
Mi
amiga de la infancia me regaló una flor ojo de gato
para
siempre rastrear el camino indicado.
Sin
embargo, hoy mi mano está vacía,
es
de noche y camino por calles que no conozco
y
que viran como cola de rata.
Creo
estar en un laberinto parecido al de Ecatepec. Lo sé porque
el
teleférico se suspende sobre de mí con su ritmo inmolado,
la
gente truena cohetes, retocan San juditas y Niñas blancas y
en
la esquina tropiezo con un niño que alimenta perros con la ofrenda de un
gorrión.
Aprieto la mano
como si en ella estuviera la flor felina y acelero el paso.
A alguien estoy
buscando o alguien me persigue, o las dos cosas. En este barrio
los críos juegan
a los halcones picoteando marinos,
en este barrio
algo va a pasar porque en el cielo los tentáculos
están congelando
el dióxido de carbono y la bóveda es una canica
gris que se
muerde la cola,
los teléfonos
públicos timbran llamadas que nadie contesta,
mientras en las
calles la gente se prepara para lo que parece una mascarada
en una noche que
se ha prolongado por tres días.
Zigzaguean casas
sobre cunetas desproporcionadas,
barrancas donde
han llegado a morir los sofás pringosos,
los colchones
enchinchados,
los “firulais”,
“los solovinos”, los juguetes de plástico,
los monitores,
teclados y uno que otro dealer
ejecutado
que oculta el
rostro en el ojo de la pus. Tropiezo, tengo frío,
siento como si
estuviera vagando con la vista empeñada de alquitrán y
con el estómago
enjuto a la espina del nervio.
Todo en estas
calles estrechas tiene el cariz de una manada de elefantes
despeñándose
lentamente entre chinampas de basura electrónica,
hasta que llego
a una casa en la que intuyo tengo que entrar porque es
la puerta del
cráneo que he soñado en reiterados platos de sopa.
Cruzo sin
anunciarme en el picaporte que es un pregón desdentado…
Hay cortes
comerciales que aterrorizan, hay aviones de los que creí nunca iba a bajar.
Conocí la nieve
en Bergen, la tarde en que tú cumpliste el primer mes en Katmandú, Nepal.
Escribí las
cartas que prometí y salí de la cabaña
para fotografiar
los primeros cristales. Tenías razón:
es como asomarse
a un árbol perfectamente geométrico y transparente,
un ojo en el que
se revela lo que sé de mí mismo.
¿Porqué entonces
el fuego adentro de mi cuerpo?
¿De dónde el
calor que me sofoca?
No hay un copo de nieve igual a otro…
pero arder
siempre es la misma brasa adentro.
Madre ha
preparado un chocolate que no se enfría.
La abuela está
enferma, se ve tan mal como yo,
las sábanas se
adhieren a la piel cortante de sudor frío. La tía Lucrecia no cesa
de comentar
sobre la larga noche de tres días,
son los mismos
días que los niños se han negado a dormir.
A nadie parece
importarle el hervor excesivo de un pato que se cocina.
En la pantalla
una voz da inicio a un documental sobre suicidas contemporáneos.
Tío Procusto
tampoco reacciona a las arcadas que me sacuden
pese a que algo
busca en mi rostro que quizá haya dejado de ser mi rostro para ser
el de una piedra
que está pariendo hormigas carmesís,
no sé dónde está
el chingado miedo que debería estar sintiendo,
pero me fascinan
los efectos 3D de la pantalla 52 pulgadas,
tiemblo, adentro
de mis venas el tiburón ha olido el pato que no deja de graznar,
pienso en
morderme los codos, meter los nudillos en fuego azul,
en la pantalla
un hombre salta desde un reloj con doble nudo en el cuello
y tío Procusto
se pone de píe junto al sofá y
sin dejar de
observarme sin observar
(como esos
robots recitadores de tweets)
Anuncia, cual pregón desdentado, parte del
Manual Merck, página 642:
Una
serie continua de síntomas y signos acompaña a la supresión de alcohol,
comenzando generalmente 24 a 48h tras el cese del ingreso, aun cuando pueden no
ocurrir hasta tres semanas después de la supresión, o pueden comenzar durante
un período de ingreso elevado de alcohol. El síndrome de abstinencia leve,
comprende temblor, debilidad, sudación, hiperreflexia y síntomas
gastrointestinales. El síndrome de abstinencia grave o delirium tremens,
comienza con ataques de ansiedad, confusión progresiva, mal sueño, sudación
profusa y una depresión profunda. […]
Claro, no
siempre fue así.
En algún momento
de mi vida tuve la oportunidad de entrar en mí
y cantar colores
que adormilan astillas,
orquestar la luz
que un tiempo se posó en mis manos.
[…] La habilidad autonómica, manifestada por
diaforesis y aumento de la frecuencia del pulso y la temperatura, acompaña al
delirio y guarda paralelo con su progreso. El delirio leve suele ir acompañado
de diaforesis marcada, una frecuencia del pulso de 100 a 120 por minuto y una
temperatura de 37,2 ° a 37,8° Celsius. El delirio marcado, con gran
desorientación y disrupción cognitiva, está asociada a una marcada inquietud, un
pulso mayor de 120 por minuto y una temperatura mayor de 37,8° Celsius (100°F).
Y cómo hacemos
con el tiempo consumido si la bicicleta fue estropeada.
Yo soy un
viajero que ha varado en cómodas cunetas.
Yo,
coleccionista de alas de mosca.
Yo, lápida en la
última silla del comedor.
Yo, la mueca del
cordero sacrificado.
Yo,
zoo-hombre-mujer miel veces rota.
Yo, la sangre
que será derramada para los peces del pleistoceno.
Inicialmente pueden producirse alucinaciones fugaces e ilusiones
nocturnas que producen miedo e inquietud. […]Las alucinaciones visuales de
animales son frecuentes y, muchas veces, inducen terror. Conforme el delirio
progresa, se desarrolla un temblor grosero persistente de la mano en reposo,
extendiéndose a veces a la cabeza y el tronco. Hay una ataxia marcada; se debe
cuidar de que no se produzcan autolesiones.
Tengo lluvia
ácida en los bolsillo que quise obsequiar,
en una hebra de
hilo he ensartado dos copos de nieve que guardo en un sobre tristemente
[azul.
Tengo un ojo de
gato que me avisa de las redadas policiales.
Tengo un mensaje
no visto en la bandeja de entrada
donde sospechas
que si en un futuro volvemos a coincidir,
lo haremos
dentro del cadáver de un unicornio.
[…]
Los pacientes con cirrosis y coma hepático inminente quedan embotados, letárgicos y
estuporosos y desarrollan un temblor <<con aleteo>> al poner los
brazos en extensión.
Pero no vuelan,
Estos mis amigos
no
saben hacer
burbujas con goma de mascar.
No saben amar
sin secar con sus dedos la cérvix del árbol,
No supieron
cuidar de un pequeño cristal de nieve,
no supieron
mantenerse dignos.
[…]
La psicosis de Korsakoff puede comenzar
insidiosamente o puede seguir súbitamente a una serie de brotes de delirium
tremens. A diferencia del paciente con delirio, un alcohólico con este
trastorno, se halla a gusto, más bien alegre y generalmente no comprende las
cosas.
Mis amigos no
saben volar
pero penden de
sus cuellos y se mueven a través de una cuerda que sale de la pantalla 3D.
(pinche
tecnología del entretenimiento pendejo, nunca deja de sorprenderme)
Ojos
desorbitados, algunas lenguas de fuera, una que otra sonrisa,
los suicidas
masculinos se bambolean con la verga erecta,
las féminas
escurren un líquido transparente entre sus piernas,
–¿Usted está
buscando a alguien o alguien lo está buscando a usted? –, me pregunta
la voz del
documental, y los amigos y amigas me observan desde sus nudos marinos.
¿Dónde chingados
está el pinche miedo que se supone debería estar sintiendo?
¿Dónde las
pirañas que las erratas han desatado en los nervios?
No, no soy yo el
que sonríe,
es el tiburón en
mi sangre que siempre le han gustado los documentales basura de serie B.
El pronóstico es malo, porque el
paciente generalmente no puede cambiar su fórmula anterior de ingreso excesivo
de alcohol; el pronóstico es más grave si se desarrolla también encefalopatía
de Wernicke. La encefalopatía de Wernicke
generalmente muestra la tríada sintomática de parálisis ocular, ataxia y
polineuropatía. Estos pacientes deben recibir grandes dosis de vitaminas del
complejo B por vía oral, y 50 mg de tiamina por vía parenteral.
¡¡¡¡¡¡¡Una
jeringa!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡Uiu uiu
uiu uiu uiu!!!!! Remata el tío Procusto imitando una ambulancia
para
inmediatamente callarse y tomar asiento.
De un momento a
otro la expresión de idiotez lo abandona.
Tengo hambre y
antojo de conejo…
La familia hace
mucho tiene su charla en la mesa del comedor.
No amanece,
tengo mucha sed,
siento poso de
cellisca en la garganta
¿No acaso
guardaste la caminera?
Sí, la guardaste en el automóvil…
Estamos en el Hotel Paraíso, estamos en
la orilla del Himalaya,
en el Klosterhagen de Bergen, en uno de
esos cuartos de hotel con espejo en el
techo, allá en la calle de Santo
Domingo. --“para
El Princess Caña-matacucarachas/ para el Tuxpan Pulque / para el Bolivia
Charanda / para el República un par de six’s packs / para el Chopo Vodka con Tepache,
para el Habana una botella de ron / para el Brasilia unos Tequilas, en el Frida
Kahlo Coca-Cola-light-para-ella, cuartitos de Bacardí para mí, / y en el
Toledo… en el Toledo…”-- Estamos en
todas las azoteas y nichos
donde compartimos el trago, las drogas
y el amor en una hamaca mecida por un iceberg.
Estoy contigo donde el pasado ha sido
generoso con los dos.
Estoy sin ti en la hoja ausente de la
carretera que va directo a la colonia Agrícola Oriental.
Estoy sin mí… supresión 6/96…
y el cuarto se llena de oscuridad líquida,
es como roerse las costillas con los
colmillos de una piraña.
Te Extraño, quizá por eso me siento
desnudo,
como si alguien
pudiera observar adentro de mis aletas,
como si en Dite
hubieran abierto las puertas de la noche adentro de otra noche
y tuviera que
buscar una máscara que perdí en una jícara de hotel espeso.
Campanas y
cohetes.
Anda, vamos a
bailar, vamos a correr por calles que sólo tú conoces,
vamos a meter la
yema de los dedos en el aceite de las garnachas,
en el pelaje de
los gatos asesinados por los pequeños cárteles de amputados,
vamos a tomarnos
las manos para contemplar el movimiento de los tentáculos
en la noche sin
estrellas,
vamos a caminar
nuestros puestos semifijos,
nuestros puente
sin pasamanos,
nuestros parques
sin críos,
nuestra fiesta
de muertos siempre viva.
Pero estoy solo,
tú no estás en
nuestra banca de antaño, tampoco en nuestro mirador chatarra
y un anuncio de reparación de estufas me
recuerda que
a alguien ando
buscando pero ya no sé qué espuma de ola da forma a tu rostro,
¿no acaso todo
olvido es confusión, trasmutación de imágenes?
¿Si un día te
encuentro cómo te habré de abrazar?
¿Hallaré debajo
de tu lengua los signos que te nombran?
Voy al pasado del que vengo llegando
los minutos de una flor de enero siguen
afectando
el resplandor que se extingue en el
alumbrado público
en el asfalto que cruje apenas tres
días después de colado
en los cables cálidos de la doble
hilera dentada
Tú cuerpo es la ciudad que se deslava
en su propia desolación
de tu cuerpo vengo y a tu YO voy
porque para no devorarme a mí mismo
tuve que asesinar primero a mis
hermanos
hacer mía su fuerza desde el vientre de
nuestra madre
Yo me muevo aquí en la oscuridad
como entre capas de recuerdos
Porque vengo de la luz de viejos dioses
de tus fracasos
de tu risa y llanto
fulgor y posma
contigo y pese al éter
con el polvo y la luna
Yo perduro
Buena noche
señora cuchillo.
Buena noche
señor de cal.
Hola madre roca.
Hola padre
lumbrera.
Se me ha hecho
tarde pero ya casi no tiemblo.
Ahora cuidaré de
un tierno relámpago.
Andaré en bici.
Dejaré una
piedra en el palacio de Kumari Ghar.
El escualo ya
casi no duele.
Volveré a la
meteorología.
Llegaré a casa
con jades renovados
y ustedes
estarán contentos de que ya no respire con las cuencas vacías y descarnadas
entonces sabrán
que el cadáver de la rata ha regresado a la semilla
para ser el
pistilo de una mesa familiar
en
el día de mañana que tanto nos prometimos
Pero no puedo
salir de esta fiesta de obesos cropo-cropo.
Estoy adentro de
la risa idiota
de un jolgorio
que festeja mi incertidumbre,
mi desnudez,
mi hueco de ojo
de gato,
la sed terrible
en los dientes del nervio.
Filicidas y bubosos me levantan por encima de sus cabezas,
bailan mientras
con su manos y muñones
me hacen llegar
hasta el muro
donde los
acólitos posesos
graffiteán las
profecías según http://www.sanjudasbocco.com:
Días de verano………………………..¡Cuidado con las aves fulminada!
Edicto de la falsa espada…………………….Tzompantli de sexenio X 1000
Astilla de luz en la retina……………………Cárcel digital la imagen y el
instante
Un dos tres por el niño goma-de-opio…………….Rostro desollado
Asteroide en los pulmones…………………………….Bacanal en Realidad Virtual
Dama de la fosa y la zanja………………………….Desesperanza la primera
plana
Conspiración
en el nido de la sierpe…………..Redada policiaca en la casa del árbol
………………Este tren dejará de dar
servicio……………
………………Favor de abandonar el
vagón……………..
Próxima estación:
¡AL SOL SE LO HA TRAGADO EL DIOS DE TODOS
LOS TENTÁCULOS!
Cuando
llegues a Aurlandsvangen no olvides
bañarte
en su fiordo y preguntar al aire
¿qué
manos dan forma a los perfectos cristales de nieve?
¿Si
fueran de mercurio tendrían una vida más larga?
¿De
qué éter se alimentan los copos de nieve?
¿Si
tuvieras un auto-volador
vendrías
por mí al centro de un prisma cristalino?
Sí, dejé ese último Tonayán debajo del
asiento.
Tomaré un largo trago y dejaré de
vomitar
palomas negras que mueren en el
pavimento.
Estómago, asiéntate.
Garganta, deja de sudar.
Hígado, deja de temblar.
Cuerpo, déjame de doler.
Despierta, vamos, ya es de noche
nuevamente
y nos divide el mar, una ciudad,
un largo y lejano trago,
un mal sueño del que no podemos salir.
Adiós
madre, adiós padre.
Del
colmillo de una serpiente pende mi cadáver.
No
vayan por él o jamás podrán salir de la fiesta perpetua,
de
la larga noche en que la gente se apiña contra los escenarios
donde
jóvenes con el tiro de gracias bailan reggaetón
y
madres desdentadas levantan oraciones impronunciables al dios de todos los
tentáculos.
Ya
no hay camino posible,
animales
muertos,
esperpentos
dializados,
mujeres
en silla de ruedas,
bebés
con barbitúricos criados, han tomado todas las calles y los deshuesaderos
donde
los miembros del escuadrón de la muerte
cantan
canciones de José José y piden, borrachos,
crucifiquen
a un mesías que se ha negado a convertir
la
sangre de los desaparecidos en alcohol.
Suenan
altas trompetas de metal…
Aquí siempre es
carnaval.
Vengo de tu sangre espesa
de tus ojos sin azogue
de tu vientre deshabitado
Vengo de ti para habitarte de sal
azufre donde mis colmillos te abrazan
recuerdo vital de los hermanos
devorados
El que fuiste ayer
ahora numen en el agua de mis entrañas
en donde me muevo con total libertad
Te muerdo
Tú mueres
Yo perduro
Soy todos los abismos de todos los
mares y conmigo está tu nombre.
Dice
mi hermano que un tiburón parasita en mis nervios
pero
que pronto estaré bien.
Estoy
cansado, no amanece.
La
ánfora está vacía, debí guardar un último trago,
me
duelen las entrañas, sigo sudando posma.
Estoy
solo, rodeado de fantasmas que se retiran de mi cuarto,
tiritando
en mi propio vómito,
llorando
pirañas por los viejos días en Noruega,
por
los viejos días en la ciudad de México,
por
los viejos días en que beber era un asunto de juegos artificiales,
una
ventana por la que asoman los ya hora viejos amigos invisibles,
una
fiesta de muchos rostros difuminados por el humo,
un
amanecer espasmódico que anuncia la hora del jerez
para
regresar nocturno a mi cuerpo que ahora desconozco
y
del que tengo una única certeza,
palabras
susurradas por un tiburón que me busca y al que busco:
“Aunque tu
sangre quede limpia, nada importa:
ya no podrás recatar al que fuiste y
tampoco cambiar al que serás…”
Allá
en un cristal de nieve, lejano, ciego en mí mismo,
los
primeros rayos del sol
se confunden con
la intolerable luz de una ambulancia.