viernes, 15 de octubre de 2021

Los monstruos de Verónica Miranda, conjurados en un libro


Quienes han leído la poesía y narrativa de Verónica Miranda, a través de diversas publicaciones y antologías disgregadas en la escena de la literatura independiente nacional, saben que la también vocalista de la banda Mors, se caracteriza por mantener un estilo y una estética que se ha consolidado en proyectos robustos que ven la luz en este 2021.

            Pocos meses atrás, la editorial El Viaje y el Camino ya daba el salto con esta escritora, editando el libro de poesía: Jaulas. Ahora, para rematar el año, Verónica Miranda lanza la segunda edición de su libro de cuentos: La Conjura de los Monstruos (El Viaje y el Camino, 2021).  

            Conformado por once piezas narrativas, La Conjura de los Monstruos es una travesía atemporal y sin territorio fijo entre el terror, la fantasía y la sórdida mente de los personajes y sus historias, tan disimiles una de otras, tanto en ritmo como en temas. En evidente in crescendo, el libro abre con el cuento Las uñas, texto que relata el emotivo encuentro entre una chica que busca las uñas enterradas de su abuela y un viejo caracol que gusta de narrar sus recuerdos; subrayo su carácter emotivo porque es, quizá, el único cuento del libro en que Verónica Miranda conecta con una persona de su realidad inmediata: su abuela; en lo que también puede ser un claro homenaje, mientras que para el lector es un primer umbral que puede despistar al incauto, pues el cuento 9, 10,18, 22, 23, irrumpe con violencia brutal y cruda, donde la narración se torna denuncia ante el deshumanizado accionar del ejército, imagen no ajena para cualquiera que conozca un mínimo de historia nacional, pero que en el cuento de Miranda toma forma de una pesadilla que envuelve al lector.

            Ramsés I, Ella momia y Mors y el monstruo, son cuentos que tienen en común a personajes protagonistas que remiten a los clásicos monstruos del cine, nos referimos al hombre lobo, la momia y el monstruo de la laguna negra, pero sólo eso, porque de ahí en adelante, los personajes de Miranda se desarrollan en contextos y circunstancias inauditas, originales. Desde la desquiciante Ciudad de México y sus arrabales, hasta salas de museos y las aguas del Amazonas.  

            Zenobia y Entre familia, son dos cuentos en los que Miranda muestra su gusto por la Historia, pues en ellos logra recrear el ambiente idóneo para narrar dos piezas que tienen su trasfondo legendario: el mundo de circo y la vida de los siameses (Entre familia), y las grandes construcciones erigidas sobre sobre fosas comunes a manera de cimientos (Zonobia). Dos piezas bien logradas en las que es fácil olvidar, por un momento, las pantallas y las notificaciones de nuestro presente digital.

            El ser humano, el más ominoso de los monstruos, encuentra su variopinta exhibición de vilezas en los cuentos Burdel, Las mieles y Somatropina, cuentos que merecen una mención aparte y que podría abarcar varias cuartillas. Aquí nos basta con resaltar el claro y bien atinado tono erótico y patético del cuento Burdel. La miseria humana toma su justo lugar en este libro, con el cuento Las mieles, cuento que bien podría ser el retrato de una venganza pintado con alcohol, cocaína, anfetas y mucho odio, texto en el que también se confirma que los peores monstruos son casi siempre el resultado de viejos demonios, monstruos que pasan de ser víctimas a victimarios.

            Somatropina, por otra parte, también exhibe parte de la miseria humana, pero desde la perspectiva contraria, desde la perspectiva de un monstruo henchido de vanidad que ha logrado la perfección, un nuevo y femenino Frankenstein que, gracias a la ciencia y a los avances médicos y tecnológicos despojados de ética, logra encarnar en sí misma el ideal de juventud, belleza y frío raciocinio. Mujer para quien parece no haber límites, sólo los impuestos por su viejo mentor y creador, el Dr. Castells, así como los que ella misma descubre en sus propia y perversa naturaleza, torcida ya desde un inicio y que alcanza su máxima expresión en una extraña filia sexual que mezcla el placer con la muerte, filia que amenaza con volverse su único talón Aquiles.

            Como se puede apreciar, es amplio el abanico de posibilidades que presenta el libro de Verónica Miranda. En él no solamente son diversos los temas y los personajes, también cada cuento posee su estilo, su determinada forma narrativa que va de la mano con lo que se cuenta, por lo que la escritura puede pasar de la primera a la segunda o tercera persona, puede bien pasar de un tono lúgubre y melancólico, al erótico, la ironía y el desenfado, así como sus historias pueden ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento histórico, por lo que cada cuento es, en sí mismo, un microcosmos independiente del otro, pero unido por la pluma y el estilo de Verónica Miranda.

            Con La Conjura de los Monstruos, Verónica Miranda no sólo mantiene vigente su estilo y su pluma, sino que parece perfilarse como una escritora que tiene la capacidad de escribir efectivas historias que finalizan en libros redondos.    

       

                                                                            Marco Aurelio Vega. 

  


Los monstruos de Verónica Miranda, conjurados en un libro

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